Traduciendo la lengua de Umm Kulthum: historia de amor con el árabe

!مرحبا

No os preocupéis no os he maldecido ni nada, ni siquiera he invocado la matanza de infieles (como creen algunas personas cuando les comento que estoy aprendiendo árabe), solo os he dado la bienvenida de nuevo a este fantástico blog para hablar esta vez (ya lo estaréis intuyendo) sobre la lengua árabe y su traducción. Es una lengua cargada desgraciadamente de muchos prejuicios y malinterpretaciones, pero a la vez cuenta con una gran historia y una variedad dialectal que la enriquece hasta límites insospechados.

Seguramente muchos de vosotros ya habréis pensado en estudiar árabe e incluso os habréis embarcado ya en el duro viaje del aprendizaje de árabe. Sí, es complicado sobre todo partiendo de una lengua latina como la nuestra, pero no es imposible, y lo que os aseguro es que cuando llegáis a comprender algo es muy, pero muy, gratificante. Por ello, me gustaría utilizar esta entrada para animar a todos aquellos que quieran estudiar árabe, así como a aquellos que ya lo hacen para que no se rindan.

La lengua árabe pertenece a la rama semítica meridional de la familia afroasiática. Siglos antes del surgimiento del Islam las tribus árabes ya habían emigrado hacia las regiones de Palestina, Siria y Mesopotamia, los árabes eran el grupo dominante entre los habitantes de Palmira, gobernada por una dinastía de origen árabe. El corpus de textos pre-islámicos, que cubre los siglos VI y VII d. C., fue recogido por los filólogos árabes de los siglos VIII y IX, pero el árabe clásico no era una lengua uniforme, pues los filólogos árabes hablan de un dialecto dividido entre el zona occidental de Hejaz y la oriental de Tamim y otras tribus beduinas.

Cuando surge el Islam, el Corán constituye el primer texto literario escrito en árabe clásico. Tras la difusión del Islam se convirtió en la lengua ritual de los musulmanes y también en la lengua de la enseñanza y la administración. El incremento de pueblos no árabes que participaban de las nuevas creencias por un lado y la voluntad de los musulmanes de proteger la pureza de la revelación por otro, condujo al establecimiento de normas gramaticales y a la institucionalización de la enseñanza de la lengua.

En su forma normativa, el árabe clásico fue adoptado también, además de por las élites educadas musulmanas, por otras minorías religiosas, como judíos y cristianos. Sin embargo, la lengua vernácula desde el principio era muy diferente al árabe clásico y esta situación lingüística, en la que dos variantes diferentes de la misma lengua conviven es lo que se ha denominado como diglosia.

¡Uf! No creáis que ha sido fácil reducir la historia de la creación de la lengua árabe y su diglosia en tres párrafos, pero bueno solo era para que conocierais el contexto en el que se dio la creación de obras maestras de la literatura árabe como Las Mil y Una Noches, los libros de Naguib Mahfouz o las poesías de Mahmoud Darwish. Este contexto configuró su escritura, pronunciación y gramática.

Cuántas veces me habrán dicho «pero debe de ser muy difícil aprender árabe si escriben al revés, ¿no?», o «bueno al menos no tienes que estudiar los números ya que vienen de los árabes y serán los mismos», e incluso «¡pero si el árabe tiene unos sonidos que son imposibles de pronunciar, además parece que siempre están enfadados!».

Es cierto que el período de lectura y escritura lleva un tiempo, pero creedme no es lo más complicado de la lengua árabe y enseguida se le coge el truquillo. Son 28 letras con formas inicial, medial, final y aislada que por supuesto hay que aprenderse, pero repito, es el menor de vuestros problemas con el árabe.

En cuanto a la gramática, hay que tener en cuenta que en árabe las palabras son, en su mayoría, trilíteras (aunque también hay cuadrilíteras). Esto es, que son 3 (o 4) las letras que proporcionan el significado principal a la palabra y, en torno a eso, se le añaden otras letras para proporcionarle así un significado diferente en función de la estructura que tome (lo que llamamos formas en el caso de los verbos o esquemas para todo lo demás). Los verbos se citan siempre con la forma perfectivo – imperfectivo – masdar (sustantivo formado a partir del verbo). Por lo que respecta al orden sintáctico, en árabe se sigue el orden verbo-sujeto-objeto (aunque parezca complicado esto último, confiad en mí, no lo es).

Para que no acabéis hoy con sobredosis de lingüística árabe, me reservo el resto para la próxima entrada y así también creo un poco de expectación y os hago investigar un poquito sobre esta maravillosa lengua de la que no te puedes aburrir ya que no se puede vivir los años suficientes para conocer todos sus secretos.

🙂 إلى اللقاء

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