Unas pinceladas sobre inversión

Hoy os traigo la entrada perfecta para deslumbrar a vuestros amigos y familiares durante las próximas cenas navideñas. Si habéis pensado alguna vez en invertir o traducís textos financieros, esta es vuestra entrada. Vamos a adentrarnos en un universo que ha sido bastante opaco para una buena parte de la población. Esto ha sido así porque no se ha impartido la educación financiera necesaria para gestionar nuestro dinero y para entender cómo funcionan los mercados.

Pero, no os preocupéis porque para eso estoy yo hoy aquí. Si bien esta entrada se les quedará corta a quienes invierten o se dedican profesionalmente al ámbito de la inversión, creo que puede ser el punto de partida para investigar más sobre este campo del que emana siempre un aura mística. Primero veremos qué es eso de invertir para después centrarnos en los principales productos de inversión.

¿Qué es invertir?

Según el sitio web Finanzas Para Todos, “invertir implica comprometer parte de tus ahorros con la esperanza, pero sin la certeza, de obtener a cambio una rentabilidad”. Por otra parte, el periódico Expansión define la inversión como “el acto de asignar recursos para la compra o creación de activos o de capital, es decir, el acto de no consumir esos recursos ahora para satisfacer necesidades en el presente, sino de destinarlos a satisfacer necesidades en el futuro”. Finalmente, Actinver nos dice que “la inversión significa poner tu dinero a trabajar para ti”.

¿Qué tienen en común estas tres definiciones?, y ¿qué significa de verdad ‘invertir’? De las tres definiciones, podemos destacar los siguientes elementos:

-Utilizar ahorros para obtener una posible rentabilidad.

-Emplear recursos para satisfacer necesidades del futuro.

-Generar un rendimiento con tu propio dinero.

Cuando sopesemos la idea de invertir dinero en un producto, tendremos que preguntarnos lo siguiente: ¿para qué invierto?, ¿qué riesgo estoy dispuesto a asumir?, ¿cuánto tiempo le quiero dedicar? Para ayudaros a reflexionar sobre estas preguntas, os recomiendo el libro “Independízate de Papá Estado” de Carlos Galán, además de su blog lleno de recursos muy interesantes. Puede ser que queráis invertir para tener un futuro colchón que capee el temporal, o puede ser que lo queráis utilizar para un futuro gasto; sea cual sea, no perdáis de vista vuestro objetivo. A esto se le suma un componente psicológico que se denomina el ”binomio riesgo-rentabilidad”: a mayor rentabilidad esperada, mayor riesgo. Finalmente, decantarse por un intermediario financiero o por otro dependerá del tiempo que queráis o podáis dedicarle a la inversión (los Roboadvisors pueden ser la mejor opción para empezar a invertir cuando no se tienen muchos conocimientos sobre inversión y no se tiene mucho tiempo para investigar a fondo).

Renta fija y renta variable

Seguramente ya hayáis oído hablar de estos conceptos, los cuales también recojo en mi entrada Un traductor en Wall Street I: La traducción económica-financiera.

La renta fija comprende los bonos y obligaciones (es decir, la deuda) de Estados y empresas. Si es de Estados, se denomina renta fija pública (las famosas Letras del Tesoro). En el caso de que sea de empresas, pueden ser pagarés, bonos u obligaciones. También existen los bonos estructurados, los bonos hipotecarios y los bonos de titulización. En renta fija, lo que hay que tener en cuenta es el plazo (es decir, el vencimiento del producto), ya que las Letras del Tesoro y los pagarés son productos a corto plazo, frente a los bonos y obligaciones que son a medio y largo plazo. Si bien la renta fija tiene menos riesgos que la renta variable, no está exenta de riesgo, ya que puede ser que cotice por debajo del precio que paguemos por ella, o que haya un riesgo de liquidez o de crédito.

La renta variable (la ‘niña bonita’ de la Bolsa) comprende lo que solemos denominar como ‘acciones’, que son una parte del capital social de una empresa. Para obtener el rendimiento, el inversor puede percibir dividendos de la empresa o vender estas acciones por un precio mayor de lo que pagó (lo que se llama ‘plusvalía’). Existen acciones cotizadas y no cotizadas. Las primeras son las que se pueden comprar y vender en el mercado de valores y que, por ende, pueden venderse a cambio de un precio de mercado.

Fondos de inversión

Seguro que ya habréis oído hablar de los famosos fondos de inversión: desde bancos hasta el cuñado de turno en cualquier cena que se precie. Pero, ¿qué es un fondo de inversión? Imaginad que una empresa se encargara de invertir las aportaciones de un grupo de inversores en una gran variedad de productos de inversión y según unas normas creadas de antemano: eso es un fondo de inversión.

Si decidís invertir en un fondo, obtendréis una serie de participaciones que tendrán un precio o valor liquidativo (que se obtiene al dividir el patrimonio entre el número de participaciones en circulación). Según su rendimiento, se pueden clasificar en fondos de rendimiento relativo (respecto a un índice de referencia) y en fondos de rendimiento absoluto (que no se refieren a ningún índice). Hoy nos centraremos en los de rendimiento relativo porque son los que más les interesa a los inversores medios.

Dentro de estos fondos, encontramos los fondos de gestión activa (gestionados por un corredor de bolsa para intentar mejorar al índice de referencia) y los de gestión pasiva, que a su vez se clasifican en fondos indexados (replican un índice y emulan su rendimiento; son muy populares estos días) y en fondos cotizados (se negocian en las bolsas de valores, como las acciones).

Bueno, pero vayamos a lo importante: ¿cuáles son las ventajas de invertir en estos fondos? En primer lugar, podremos acceder a cualquier mercado internacional. En segundo lugar, obtendremos una gestión profesional de acuerdo con el objetivo y la política de inversión del fondo. En tercer lugar, al aprovechar las economías de escala, se incurre en un menor coste por operación. En cuarto lugar, se consigue una diversificación de las inversiones. Si bien parecen un dechado de virtudes, no podemos olvidar que se pagan comisiones de gestión y depósito que reducen la rentabilidad obtenida.

Para los tradufrikis: un glosario de regalo

Si os dedicáis a traducir textos financieros del ámbito de la inversión o, por el contrario, trabajáis como asesores o intermediarios en un contexto bilingüe, este glosario os vendrá de perlas para tener los conceptos básicos claros tanto en inglés como en español.

¡Allá vamos!

AllocateAsignar
BenchmarkÍndice de referencia
BondBono
BrokerCorredor de bolsa
DividendDividendo
EquityRenta variable
Exchange-traded fundsFondos cotizados
FeeComisión
Fixed incomeRenta fija
Growth investingInversión en crecimiento
IndexÍndice
Index fundsFondos indexados
InvestInvertir
Investment FundFondo de inversión
Net Asset ValueValor liquidativo
PortfolioCartera
ShareAcción
Stock ExchangeBolsa de valores
ValuationValoración
Value investingInversión en valor

Recomendaciones de sitios web y blogs

Foto de María Diéguez

Espero que hayáis disfrutado leyendo esta entrada y que os haya picado un poco el gusanillo de la inversión. En las próximas entradas, ahondaremos en otros conceptos del ámbito de la inversión y veremos cuáles son las dificultades que se presentan a la hora de traducir estos conceptos.

No dudéis en compartir esta entrada con compañeros, amigos y familiares, y recordad que podéis contactarme siempre que tengáis alguna duda o que necesitéis servicios de traducción y consultoría lingüística.

Feliz fin de semana.

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