Yo te invoco, Legaltech

Cómo podéis observar, Halloween se acerca y no he podido resistirme a recordarlo en el título de esta entrada. Es cierto que este término puede asustar al más valiente, pero no es ni más ni menos que la tecnología al servicio del Derecho. Y como cualquier cuestión tecnológica, tiene sus adeptos y detractores.

Seguramente os estéis preguntando qué hago yo metiéndome en camisa de once varas con esto de la Legaltech, pero como traductora jurídica (y futura jurista) no he podido evitar curiosear sobre este tema. Mi interés surgió a raíz de dos conferencias a las que asistí: «The futur of Legal. El abogado digital» en The Valley (Madrid) y «Smart Contracts and Distributed ledger technology» organizado por McCann FitzGerald (Dublín). En ellas se habló sobre los retos y mejoras que supone el uso de la tecnología para ofrecer servicios jurídicos, así como de la falta de regulación en cuestiones como los criptoactivos y la proliferación de los llamados Smart Contracts.

Los abogados ya se están preparando para el futuro digital y eso se está empezando a notar en los textos de temática jurídica. Por ello, creo que los traductores deberíamos poco a poco subirnos al bote para poder hacer frente a las exigencias del futuro, y eso pasa por entender a la perfección qué es esto de la Legaltech y hacernos acopio de glosarios especializados.

El término Legaltech comenzó a utilizarse en Estados Unidos y Reino Unido y por ello, además de por todas start-ups de Silicon Valley que se han subido al carro, la mayoría de los términos están en inglés, por lo que es la oportunidad perfecta para que los traductores y lingüistas se pongan las pilas para poder crear bases terminológicas y traducciones hacia el español (u otras lenguas) en relación con este tema.

En esta entrada me voy a centrar en los avances tecnológicos que se han desarrollado en los últimos años para servicios jurídicos, así como en los usos que pueden tener estos avances tecnológicos, ¡allá vamos!

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Avances tecnológicos para servicios jurídicos:

1. Robotización e inteligencia artificial

La robótica es la disciplina que se ocupa del diseño, construcción, operación y uso de robots, así como de sistemas informáticos para su control, retroalimentación sensorial y procesamiento de información.

¿Queréis que os presente a nuestro nuevo amigo Ross?

¡Aquí le tenéis!

Ross se hizo famoso por ser el primer robot abogado contratado por un bufete de abogados. Se trata de un sistema de inteligencia artificial, potenciado por IBM Watson, que fue adquirido por el famoso bufete Baker & Hostetler y que tenía como misión revisar miles de documentos jurídicos para buscar datos que sirvieran para reforzar los casos de la empresa.

Un año después, el mundo se asombró ante DoNotPay, un bot conversacional (chatbot) que ofrece asesoría jurídica sobre multas e infracciones de estacionamiento.

Por otra parte, tenemos la inteligencia artificial (IA) encuadra tecnologías de diferente tipo que llevan a cabo tareas normalmente desempeñadas por el ser humano y permiten que la máquina aprenda de forma autónoma o semiautónoma gracias a la información que se le suministra. Dentro de las diferentes subcategorías de IA, podemos destacar las siguientes:

-El aprendizaje automático (machine learning), trata de lograr que las máquinas aprendan de forma automática. Este modelo de aprendizaje automático está basado en el entrenamiento de algoritmos para que, a partir de patrones obtenidos del análisis de datos, realicen predicciones perfeccionando modelos que nos ayuden a generar ideas y tomar mejores decisiones.

-El procesamiento del lenguaje natural (PLN) es sin duda una de las técnicas que más nos interesa a traductores y lingüistas, pues, se centra en el lenguaje. El PLN se utiliza para investigar la manera en la que se puedan comunicar las personas con las máquinas mediante el uso de lenguas naturales. Como resulta un tema fascinante para cualquier friki de las lenguas, prometo desarrollarlo en otra entrada destinada únicamente a este tema.

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2. Big data

Siempre que escucho esta palabra me imagino a un gigante, como el del cuento de Oscar Wilde, lleno de datos que va aplastando a todas las personitas de Nueva York cual Godzilla. Vale, quizás la falta de luz en Irlanda me está afectando, pero así es como imagino yo al Sr. Big data.

Se trata del proceso de recolección de grandes cantidades de datos y su inmediato análisis para encontrar información oculta, patrones recurrentes, nuevas correlaciones, entre otros. El conjunto de datos es tan grande (imaginaos de nuevo al gigante) y complejo que los medios tradicionales de procesamiento se han quedado obsoletos. 

En la actualidad el sistema legal crea una gran cantidad de nueva información a diario, lo que hace que la preparación de los asuntos sea mucho más tediosa por la cantidad de jurisprudencia y normativa aplicable. Una firma de abogados puede recurrir al Big data con el objetivo de:

-Segmentar clientes

-Ofrecer servicios más personalizados

-Adelantarse a las necesidades del cliente

-Predecir el resultado de un juicio, de una negociación o de una operación.

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3. Blockchain

Aquí os presento a otra de las criaturas mágicas que está revolucionando tanto el sector tecnológico como el jurídico.

El Blockchain, también conocido como «cadena de bloques» en español, hace referencia a una tecnología digital que garantiza la veracidad de las operaciones por internet. Se trata de un registro compartido por millones de ordenadores conectados donde se inscriben y archivan las transacciones de dos partes de manera verificable, permanente y anónima sin necesidad de intermediarios. Entre las aplicaciones prácticas de esta tecnología, podemos destacar la famosa criptomoneda denominada bitcóin y los Smart Contracts (contratos inteligentes), de los que hablaré en las próximas entradas.

El hecho de que varias personas puedan colaborar sin depender de un tercero tendrá importantes repercusiones en sectores en los que haya intermediarios destinados a consignar hechos (como notarios y registradores). El Blockchain parece moverse a pasos agigantados, creando nuevos problemas e interrogantes relacionados con el robo de criptmonedas, las estafas y sobre todo la falta de regulación de esta materia (trataré el tema del Blockchain y las criptomonedas en una entrada independiente).

Tipos de aplicaciones de tecnologías al servicio del Derecho:

  1. Herramientas de gestión
  2. Herramientas para autogenerar contratos
  3. Plataformas para abogados
  4. Consultas jurídicas en línea
  5. Evidencias digitales
  6. Micromezenazgo legal
  7. Interposición de reclamaciones
  8. Testamentos en línea
  9. Analítica jurídica

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Me gustaría terminar este escalofriante entrada sobre la Legaltech, quitándole un poco esa aura negativa que lleva siempre la tecnología y que nos invita siempre a verlo todo como Black Mirror, y enumerar alguna de las ventajas que tiene:

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-Reducir el esfuerzo en la gestión documental.

-Acortar el tiempo que lleva la evaluación de riesgos legales.

-Predecir el signo de las resoluciones judiciales.

-Utilizar el sistema de cadena de bloques para la toma de decisiones.

-Agilizar el trabajo mecánico mediante la inteligencia artificial.

-Realizar búsquedas en un gran volumen de documentos.

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Espero que os haya gustado esta primera entrada sobre la Legaltech y que os haya picado el gusanillo tecno-jurídico para investigar más sobre el tema. Estad atentos a mis próximas entradas, porque esto no ha hecho más que comenzar.

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