Cómo ser traductor autónomo y no morir en el intento II

Aquí estoy de nuevo y con las pilas cargadas después de estos días ya que, aunque parezca mentira, hoy agradezco vivir en los Países Bajos y que sea un lunes muy de domingo. Por eso, después de haber disfrutado de las dos horas de sol que nos suministra este encantador país (y hemos tenido suerte), me pongo frente al ordenador para hablaros un poquito de la necesidad de formación y especialización (lo sé, somos un poco pesaditos con este tema, pero es crucial) y para daros algunos consejillos prácticos que os pueden ayudar en esta cruzada como autónomos.

Tanto si estás de domingo como si estás de lunes (en realidad ambos días son bastante deprimentes) no te pierdas esta entrada para terminar con la puesta a punto de tu carrera como traductor autónomo ¡Leven anclas que nos vamos!

«Se necesita traductor de lenguas»

Muchos de vosotros habréis visto la típica oferta de trabajo que pone: “se necesita traductor de lenguas” (sin especificar lengua alguna) y habréis dicho: “¡pues claro de qué iba a ser si no!”. Y es que, aunque claro que existe el lenguaje de signos, a estos se les llama intérpretes y no traductores, así que un traductor obviamente traduce lenguas. A donde quiero llegar con todo esto es que el traductor tiene ser consciente del mercado laboral actual y de la concepción que tienen el resto de los humanos de la traducción para poder contrarrestarla con formación y datos (como diría Ana Pastor).

Por ello, insisto, la formación del traductor es esencial no solo para el mismo sino para formar al resto sobre nuestro oficio. En primer lugar estaría la formación académica (no voy a entrar en el perenne debate de si el buen traductor es el que se ha licenciado en Traducción e Interpretación o bien el de otra especialidad con formación en traducción), ahora mismo no nos podemos quejar tenemos una oferta fantástica tanto presencial como online, aunque es cierto que siempre se puede echar algo en falta. Por eso no dejéis de formaros, seguid con masters, cursos e incluso tutoriales de YouTube. Las redes sociales pueden ser vuestras mayores aliadas para enteraros de convocatorias, así como para seguir a traductores y lingüistas experimentados.

Esta formación debe incluir por supuesto a vuestras lenguas de trabajo que tendréis que cuidar día a día como si fueran una mascota. Bueno vale, todos sabemos que esto es imposible, pero hay que hacer un esfuerzo para seguir manteniendo un buen nivel en ellas. Es preferible no añadir nuevas lenguas y afianzar las que tengas. Apúntate a cursos, ya sea presenciales u online, habla con nativos, viaja, viaja y viaja J

Por último, no puedo terminar esta sección sobre formación sin mencionar a nuestras queridas herramientas TAO. Como ya mencioné en la entrada “La vuelta al cole con Trados”, estas herramientas nos facilitan la labor de traducción y aumentan nuestra productividad. Hazte con un gestor de memorias de traducción ya sea de pago o gratuito como OmegaT, Déjà Vu o con el omnipresente Trados.

Ventajas: ahorro de tiempo, facilita el trabajo en equipo (se puede acceder a un mismo proyecto desde ordenadores diferentes) permite que haya una uniformidad terminológica mediante la creación de memorias y el almacenamiento de términos, se muestra a la vez el texto origen y el texto meta que ayuda a la traducción y a la revisión, combina varias herramientas en una sola, como es el procesador de texto un gestor de terminología y una memoria de traducción, y exporta la traducción con el mismo formato que el original sin que el traductor tenga que tocar nada.

No lo vendo mal, ¿verdad?

 

«No hay cosa más fácil que dar consejo ni más difícil que saberlo tomar». (Lope de Vega)

Bien, dejando de lado la gran sabiduría de Lope de Vega, me gustaría cerrar esta entrada con algunos consejillos que creo que os pueden venir bien si estáis pensando en empezar como traductores autónomos. Cuando yo empecé la verdad es que valoré mucho los consejos de otros profesionales y aunque la mayoría son de sentido común, no está de más mencionarlos aquí:

  1. La calidad debe ser lo único a lo que aspires (sobre todo en tus primeras traducciones). Documéntate bien, pregunta a expertos, pide a compañeros traductores que te revisen (dándoles algo a cambio claro, no tiene por qué ser una cerveza, sino por ejemplo otra revisión de sus traducciones), e intenta siempre traducir hacia tu lengua materna.
  2. Intenta ser productivo organizando tu tiempo de trabajo mediante una agenda, post-its (a todo el mundo le encanta que yo lo sé) o cualquier aplicación informática. Utiliza gestores de memorias de traducción y organiza tus bases de datos para tener todo listo cuando te manden un encargo.
  3. Como ya se ha repetido hasta la saciedad, yo no quería ser menos: ¡quítate el pijama! Es verdad que son muy cómodos (sobre todo los calentitos en invierno) pero intenta trabajar cada día como si estuvieras en una oficina: ponte horarios, no traduzcas hasta las mil (aunque bueno ya sabemos que esto es algo imposible), socializa, vete de cerves, realiza tus hobbies y habla con gente para no convertirte en un robot.

Espero que estas dos entradas os hayan gustado y que os resulten útiles para vuestra cruzada como traductores autónomos. Ya sabéis que podéis consultarlas cuando queráis y que podéis preguntarme todo lo que se os ocurra por esas cabecitas (siempre que esté dentro de mi ámbito de competencia).

Nos leemos muy pronto 🙂

Un comentario sobre “Cómo ser traductor autónomo y no morir en el intento II

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